El seno infinito III Dos patrias y muchas más!
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Transposición de un poema de José Martí: “Dos patrias”.
Tengo dos patrias: Cuba y la mañana.
¿O son ambas una? Así como la majestad del
sol invade el firmamento, veo a Cuba desnuda,
girasol en mano, novia que
murmura su canción ufana.
¡Qué bien recuerdo esa flor temprana
que hasta mí se ofrece! El pecho colmado se
siente palpitar de nuevo. Ya es hora de
Vivir. De cantar la alborada. Los hombres en
silencio conversan con las nubes e inventan
sus palabras, imágenes del sueño.
Como una bandera que anuncia
La feria, la viva llama
Baila. Descartando las sombras,
¿me asomaré a la ventana?
Plácida e irradiante, como nube lejana,
La novia Cuba llama.
Lawrence, Kansas, febrero de 1976
He soñado una patria amplia como el firmamento
donde todo cabe y donde todo sobra
una patria azul que lleva blanca nube como
bandera, y por único monarca
el sereno vuelo encendido de la paloma
viajera.
He soñado también una patria sin nombre
O en cuyo nombre cabrían todos los nombres.
Una patria que me encuentre doquier yo me
Siente, con raíces de luciérnagas
alumbrándonos la noche.
Patria como una canción sueño,
hecha de tantas voces
que se diría conforman una sola voz,
idéntica en todos sus acentos
--cada vibración de lo concreto
repicándome el silencio:
Patria que por gemir
Ríe, y que por reír llora, como olvidada de sí, en su
Más pura entrega.
Gloriosa Matria de todos aquí en la tierra.
V. de B., enero de 1986
Muestras de cortesía aceptables a la Cia.
. . . Y por favor y más que nada:
no clamar más allá de un mismo pecho
el furor que nos invade, la fe violada
y la agonía de no saber ni en qué
ni en quién creer. Recuerden
ser formales en cualquier reclamación
y no amenazar demasiado con eso de
“la compasión”. Al fin, que quién a-
guanta que lo estén fregando a uno
con la insoportable manía de ponerse a
enfocar los acontecimientos tomando en
cuenta “los perennes principios eternos”
(“que sólo Dios Padre sabe cuáles serán...”).
“¡Muéranse!”, dirán los preocupados por no
tener que hacer un esfuerzo voluntario de
conciencia, “no fuera a ser” (esto lo dicen aunque
no lo digan) “que en consecuencia nos viéramos
teniendo que actuar como verdaderos cristianos”
(o como verdaderos comunistas,
que por poco viene siendo lo mismo, si es
que tienen la bondad de soportarme una
indiscreción más...)
A parte de que no es sólo Dios Padre
el que sabe perfectamente bien de qué es
de lo que se habla cuando se invocan:
la verdadera justicia
la verdadera belleza y,
entre ambos, el Amor que
los reclama: perfecta rela-
ción geométrica de los dos
polos que ampara:
¡Belleza de la justicia y
justicia de la belleza!
¡Su encarnación!)
Y ya sabemos, también, que de ésas como de
otras “indiscreciones” el Poeta no podrá ser nunca
enteramente culpable: el resto lo habrá determinado
“la historia” cuando no, antes, el milagro sin el cual
nuestro cuento, colorín-colorao, se ha acabao (colorín-
colorao...). Por lo que habrá que inventarlo de nuevo,
es decir: admitirlo, primero, y proclamarlo como evidencia
de un orden que se esconde tras el aparente desorden
de lo dado... (aun, incluso, cuando al revelarse, muy
pronto se nos esconda de nuevo y mistifique, como esas
sonrisas que a penas de soslayo se dejan entrever).
Habrá que contar, digo, ese cuento con que cuento
para que el milagro irrumpa de nuevo en el tiempo de
este hombre calcinado, desterrado, y lo regrese a la
original pureza innata de su ser:
Contarlo para que al fin (a lo mejor) suceda.
Para que al fin (a lo mejor) seamos.
O para que sigamos siendo –-mientras se
pueda— un poco menos tristemente: aun con nuestras
imposibles historias de viejos
y, más que nada y para siempre,
con nuestras eternas historias de novios.
Como es, sobre todo, aquélla del recurrente encuentro de
la Amiga y del Esposo: dos sujetos que se funden por la
gracia de un mismo cuerpo original, recuperado
–-vibrante onda de celestial sosiego con que se colma
la inmensidad.
Espacio aniquilado, trasmutado; deseo totalmente
realizado cuya forma se despoja de sí en singular
vaporización de los extremos:
Sexo anexo derramándose por este corazón sin
tregua --corazón-pan, hermano, te aseguro:
Mientras más repartido, más completo...
V de B, México, abril 10-11, 1986
Para Poetas por la Paz:
La Habana, 26 de julio de 1986
Un deshecho desecho del tiempo, la vieja Habana
que alguna vez fue mía en el más pleno letargo de sus tardes,
en la frescura de sus noches extendidas besando la alborada,
en la rutilante blancura del mar, caldera de espumas:
viento respirable de la ola refrescándonos la sal.
Caducas majestuosidades calcínanse al ritmo del sol
marino. Regreso a ti por ese infinito puente del recuerdo ten-
dido hacia un futuro hecho de memorias que son destellos de
futuro, evocación, deseo... Cómo estar aquí ya más... quedarse,
viéndose el alma en ruinas ante tanta patente adversidad. Y
¿qué respuesta darle a esta tarde que se ríe de la coherencia
del verbo en el tiempo; que borra, aniquila, entorpece
cualquier interpretación? Tarde que me ahoga y me
enternece de todas una, porque veo a un joven padre
en camiseta en la ventana
(habrá nacido después que yo salí):
un joven padre que mira
al mar, con su niña en brazos haciendo
mil maromas y, afuera, una bandera cubana
adherida a la pared despostillada,
con otra, roja y negra, atada de corbata.
Y es que, si se está de Carnaval, también se está de luto,
digo, por todos los que murieron aquel veintiséis,
pero, no menos, por todos los que después cayeron,
como por los que al fin se fueron, o los que se
quedaron, cuando también se pudieron ir...
¡SEÑORES IMPERIALISTAS!
¡NO LES TENEMOS ABSOLUTAMENTE NINGÚN MIEDO!
Así proclama el enorme letrero dirigido a la Embajada yanqui,
ya también en ruinas, con el rostro de un Fidel muy leonino,
más fiero que dragón chino...
Dentro de este singular marco, el joven padre y su hija juegan.
Yo veo lo que no ven ellos: su indefensa pobreza,
su ternura, el descomunal letrero, las banderas,
la Embajada roída, el monumento al Maine decapitado
de su vil águila imperial y me pregunto:
¿A dónde iría a dar la paloma que Picasso prometió
mandar para poner en su lugar?
Yo veo el tiempo, ellos sólo ven el mar. Toda la mar
cada vez más hinchada entre las dos Habanas
(aunque no se trate sino de una sola, imponderable, multi-
facética leyenda). Y tanta historia recargándose contra los
muros de la antigua Ciudadela que se vence, se vence
como una barca a la deriva entre las olas.
Primera villa de aquél mi hablar primero que me colma con su
leche de dadivosa madre siempre dispuesta:
Aunque ya no estés te seguiré buscando. Y,
si es que aún estás, la mía: Espérame como a blanca
paloma que viaja en busca de su flor suspiro
–-que, si ya, ni a Capital de la Alegría
ni a Perla del Caribe llegas:
de Capital de la Amistad y el Querendón
no bajas...
V. de B., otoño de 1986
Plantados frente al mar y de ambos lados:
Qué es lo que en ti más me conmueve,
Pueblo,
Si no: esa lágrima ardiente que
Quema tu ojo por dentro--
esa lágrima seca que ya se agotó
de tanto caer, de tanto quedarse
retenida. Suspendida
la lágrima en el ojo que
anega al mar con su mirada,
que añora lo que se fue
(como no sea más que por haberse ido) y,
del otro lado, igual,
la mar que nos separa: la mar de mares y
tanto más que se quedó, inerme,
entre las palmas, entre las algas,
sin pestañar. ¡Querer zarpar y ya!
aún cuando el salado mar con gusto
se lo tragara, junto a tanta juventud
desventurada. (Los más cómplices casi
siempre salen por avión.) Zarpar,
brincar fuera del tiempo,
escapar de esta maldita
crucifixión.
Florida, finales del s. XX y del milenio (sin querer pensar, pero pensando, en lo que falta).
UBI SUNT
Y, ¿qué habrá sido de Cándido, el “Billetero del
Treinta y tres” --entonando algún danzón, cada
otra esquina?
¿O del dulce Caballero de París,
retrato andante de Becquer, flowerchild
antes de tiempo?, ¿o de
La Albina, siempre de negro? ¿o de aquella
otra limosnera, negra ella “de nación”,
que ataba trapitos rojos por donde pasaba
(menos en la puerta de la iglesia, donde moraba)...
Ellos, cada cual, un mundo en sí, ajenos a su
imagen en mi espíritu y, sin embargo,
presentes en mi total apego
a su frágil esencia de criatura.
V de B, Octubre 2/3, 1986
HABANA,
Canibalizada por el sol, la seca,
los destierros...
Por las grandes mudanzas
de cada nuevo desarraigo.
Habana,
Carcomida por los recuerdos:
Por cada vieja y por cada nueva
traición.
Desperdicio del cielo.
Cielo que se opaca poco a
poco. A pesar de tanto sol,
De tanto mar y resaca.
O
no sé si será ya que,
de tanto sol,
la luz,
poco a
poco,
se apaga.
Sin lugar ni fecha…
Lo que el alma busca: plegaria a propósito en cubano…
Una casa que no sea sino un cuartico pintadito de tu color
preferido, tras tu Odisea;
Un cuartico con una ventana por donde entre tu
trocito de cielo, y un poquito de sol, por la mañana.
Una casa bañada de sol por la ventana en medio de la tarde
y, al anochecer, recogido vientre incandescente.
Un cuartico bien chiquito que respire el cielo y las rosas y
donde me vengas a ver bien calladito;
donde recrearme en Dios, de mi Dios acompañada,
para soñar despierta y vagar por el espacio,
entre varios tiempos cortejada...
Un cuartico bien chiquito donde convertirme en nube o
en sirena; donde poder respirar como respiran
los que saben estar …
tranquilos…
una casa, un cuartico, como un lecho donde consumar la
espera
y recoger la cosecha …
donde nos podamos morir al mundo, juntos o
por separado:
un lugar donde, con estar, baste
hasta que de estar, también, nos baste.
Una casa, un cuartico, como una puerta al infinito,
como un puntico que nos de cuerda pa' regresar.
(con agua, con luz, con o sin muebles… tranquilo…)
Valle de Bravo, México, c1990.
Mi “Cubana-Kan”
Cómo voy a hablar de “ellos”
Cuando tengo dos hijos que hablan
igual que “ellos”...
Cuando las “entrañas del monstruo”
Un día se me convirtieron
simple y llanamente en
KANSAS...
con sus campos engarzados de
pequeños soles de ojos negros, rutilantes,
bajo el puntilloso pincel de la buena, bella,
vieja, tierna amiga...
Cómo voy a hablar de “ellos”,
recordando a la esmerada Nan
enhiesta como una espiga
–-dulce sostén de aborregados cielos,
ondulantes,
por los que rueda
la dorada marea del trigal:
Patria compuesta
de surcos de tierra negra
donde al fin el cielo un día,
de tan cerca,
Me hizo gustar de aquel pan que,
solo él,
sabe a verdadero
pan...
Centro de su centro:
Mi nuevo “Cubanakán”...
Cubana-kan-mente, en Miami, un 12 de septiembre de 1991.
Patria es…
"El alma humana necesita por encima de todo sentirse arraigada en varios ambientes naturales y comunicarse con el universo a través de ellos. La patria, los ambientes definidos por la lengua, por la cultura, por un pasado histórico común, por la profesión, la localidad, son ejemplos de ambientes naturales. Es criminal todo lo que tenga por efecto desarraigar a un ser humano o impedirle que pueda echar raíces”. Simone Weil
PROYECTO de NUEVO/VIEJO ARRAIGO: Primero, qué es lo que quiere decir P A T R I A:
Patria es un decir solamente, primero y ante todo,
una forma de contar mis sueños, la memoria.
Patria es el silencio que todo lo une, celestial
arraigo en el corazón de mi interior abierto:
un regreso permanente a ese Ser que me espera, quietamente... una cierta forma de decir
el firmamento, mi cielo, tu cielo; mis besos tus besos.
Patria eres tú, mi empeño, y haberte querido inútilmente;
un decir, solamente, y casi todo... es
poder volverte a ver, amor, como un sol que se funde en otro sol: Patria es el firmamento. La estrella. La estrella de Belén iluminándote la frente.
Patria primero para mí fue una ciudad iluminada
(en un lugar del Caribe, de cuyo nombre no puedo olvidarme,
nací, a punto de estallar otra guerra más para
"liquidar todas las guerras"): oh, H a b a n a
habana have a nana Havana chiquita banana
mañana cabana, cubana. (Is there a cubana
inside the cabana? What about a banana
inside the cubana? ):
Érase un país de (c)olores y de sexo, de ritmo y de sudor, de ron y de caderas: lenguas ávidas en la boca del vaso y en el fondo de toda rosa plena, con ese profundo perfume que… ¡exaspera!
Patria era el murmullo de largos pasillos semi-oscuros,
también: el jadeante sudor de una siesta prolongada
más allá de la primera digestión, a la hora de cumplir, al dedo,
con un Eros desbordante y fiero.
Patria es la que se recuerda, la que poseemos en nuestro cuerpo ---más allá del horror--- nuestra memoria, y
aquella singular lucidez del ser que por fin logra sentarse
atónito
frente al mar.
Patria es el mar, la mar... la mar de besos... la que nos separa,
que es también la que nos une... saber decir y saborear,
esa palabra-caramelo, caramelito, que es... "La mar",
la mer, la mer toujours recommencée: fulgurante cuajadura del sol en las espumas, eternidad recuperada, con o sin Rimbaud...)
Patria es poder volvernos a encontrar, sublimemente a la hora de la muerte, tal como nos soñamos, enteros: No tenerse que
morir a lo pendejo para poder ser; para poder estar siendo
en este bien-amor aquí, antes de ir a dar al otro bien-amor
allá, que nos espera desde siempre y hasta siempre,
pacientemente, sin atreverse a tocar, como un mendigo.
Y, sobre todo, tener patria querrá decir
poder confiarme de que no me dirán qué es o
qué no es, Poesía: poder darme el lujo de todo un cuento
o no dejar más constancia de mi arrebato
que tres letras y una curva sobre el lienzo:
Patria, al fin, es: este poema que me recoge como
un lecho inventado por el espíritu en gestación
--pariéndose a sí mismo por la boca que lo habla, que no es sino la de una solitaria Maga presta a servirle al ciervo calladamente atento, tras la puerta...
Valle de Bravo, c1999
La Habana jamás será Siberia
(como no se disparen las bombas)
ni tampoco volverá a ser la que fue.
La Habana se reinventará en su propio Carnaval
Cuando Ochún y Yemayá y Elegguá le
habrán soplado, una vez más, su antigua
Canción de Sabiduría.
¡Manjar para los dioses, di...:
¡Jesús orisha Obatalá! (Pues ¡Jesús es todo aquel
que el Santo Espíritu posee!)
San Cristóbal de La Habana soñando bajo acolchonadas nubes
en medio del recurrente tráfico de un millón de emigrados: como
ésos de nuestros antepasados prevenientes de Islas Canarias,
pobladores de San Agustín de la Florida, más tarde emigrados a
Santiago de Cuba (“por una de esas tantas guerras como hay”)
antes de regresarse, algunos de ellos, a la silvestre costa
seminol --al cabo de veinte años, desarraigados, mas no por mucho
tiempo: o, quizá, igual, ya por siempre desarraigados...
Buena parte de este cuento habrá sido antes o después de que Don Juan
Capitán se fuera de peregrino a Santiago de Compostela --otro “San Yago” --
y Úrsula permaneciera con sus hermanas bajo la intrépida vigilancia de
los valientes “indios” del lugar (“si olvidan nuestro linaje ancestral, el filo
de pómulos y mentón, su precisa medición, el cuento contarán, ya verán...”)
Puntos cardinales de viejas rutas recorridas, viajadas, abandonadas:
¡siempre descubiertas, siempre reinventadas! Así pues... todo esto per-
cibiendo (y tras mucho cavilar)... cómo no arriesgar decirles a todos
mis fellow Americans (pues con ello digo ¡ a todos!):
Encuéntrame a la puerta de Iglesia, y celebremos ahí
el día del desarme final; en cada plaza, zócalo o townsquare
festejaremos, entre un mar de banderas y trompetas;
y no habrá ya más nunca una única bandera sobre otras,
Sino, más bien: De todas las banderas haremos una
Sola, callada, inmaculada, Bandera-Corazón: Y será...
De un mismo color para la Justicia.
De un mismo color para el Honor.
De un mismo color para la Compasión, Amor:
De un mismo color: Innombrable...
Traducción del 2003 de un poema en inglés hecho en México c1986.
Por una muerte bien dispuesta
Antes de morirme quiero heredarle mi cuerpo a la
Tierra y sus criaturas... Le dejo a los que más me
amaron, y en cuya proximidad he vivido, la decisión de
qué hacer conmigo: si enterrarme (en contacto directo
con la tierra, espero) de forma tal que mi cuerpo ayude
a alimentar las rosas y, así, restaurarle la belleza
al lugar donde la belleza alguna vez estuvo.
O si no,
Si hambre padecen, y mis carnes aun resultan propias para un
Manjar (siempre que me cuezan bien, por su propio bien)
Yo, por mí, no opongo resistencia alguna a que me ayuden a
morir con gracia sacramental y, entonces, tan pronto mi alma
retome el vuelo, que me cuezan e ingieran con amor
y respeto: gozándoseme, tal cual gozada fui antes de
Muerta, si bien de otra manera; tal cual gozadas serán
las rosas erguidas sobre el lecho de mis añejos huesos.
Traducido del original inglés, sin fecha ni lugar.
Entramos en este mundo solos y partimos
Solos,
De cabeza primero hacia el abismo,
De pies primero,
Alados, hacia la otra orilla…
Y nuestro espíritu se lanza hacia el Océano
de las Invenciones del Amor,
Donde buscamos nuestro propio rostro, el Otro,
El amor del Otro que está en nosotros,
el ciego barco de nuestros sexos, apretadamente montados,
abriendo ríos que nos piden Regresar.
¡O, memorias de una antigua raza!
Y nuestro espíritu se lanza hacia el Océano
de las Invenciones del Amor,
Calvario de Delicias, Reino de lo indeterminado:
No me dejes ir; déjame descansar en tu
Abrazo, o, Amor de Amores, o,
Canción de Canciones.
Traducido del original inglés, sin lugar ni fecha